La palabra #Mogolico como insulto

La utilización de la palabra mogólico u otras relacionados como insulto es discriminatoria ya que tiene su origen en las primeras descripciones médicas que se hicieron acerca de las personas con síndrome de Down, por la forma habitual de los ojos de quienes tienen esta condición. El término suele usarse para insultar haciendo referencia a la falta de inteligencia de la persona a la cual se dirige. Es decir, sitúa a los individuos en parámetros de normalidad-anormalidad y entiende a la discapacidad intelectual como algo fuera de lo normal, incorrecto u objeto de burla.

ASDRA (la Asociación de Síndrome de Down de la República Argentina) invita a la comunidad en general, y en particular a quienes utilizan la palabra mogólico como insulto, a conocer su campaña nacional “Insultos” donde se plantea que la utilización del término “mogólico” constituye en sí mismo un acto de discriminación, tal como lo han expresado personas con síndrome de Down y sus familias.

También queremos destacar la riqueza que cada uno de nuestros niños y jóvenes con Síndrome de Down han dado y siguen brindado cada día a sus compañeros y profes en esta escuela.

Ahora que ya lo sabés, NO DISCRIMINES.

La Primavera del 45… cuando tantas chicas tenían 15 años lo mismo que vos

Una fecha para no olvidar. El valor de la Paz. La destrucción por la Bomba Atómica.

Te dejamos este material para leer, reflexionar y trabajar como proyecto .

Lo primero es ver y hacernos preguntas.

https://www.bbc.com/mundo/resources/idt-67d6f259-8dcb-480e-94c3-b208e8f279a2

https://www.bbc.com/mundo/resources/idt-67d6f259-8dcb-480e-94c3-b208e8f279a2

Cuando el horror sacudía al mundo, en nuestro país también pasaban hechos que una gran poeta, María Elena Walsh nos refiere en este tema maravilloso. Te invito a escucharlo y hacerle preguntas.

Te acordás hermana qué tiempos aquellos, la vida nos daba la misma lección.

En la primavera del 45 tenias quince años lo mismo que yo

Te acordás hermana de aquellos cadetes,

del primer bolero y el té en El Galeon

cuando los domingos la lluvia traía

la voz de Bing Crosby y un verso de amor.

Te acordás de la Plaza de Mayo

cuando «el que te dije» salía al balcón.

Tanto cambió todo que el sol de la infancia

de golpe y porrazo se nos alunó.

Te acordás hermana qué tiempos de seca

cuando un pobre peso daba un estirón

y al pagarnos toda una edad de rabonas

valia más vida que un millón de hoy.

Te acordás hermana que desde muy lejos

un olor a espanto nos enloqueció:

era de Hiroshima donde tantas chicas

tenían quince años como vos y yo.

Te acordás que más tarde la vida

vino en tacos altos y nos separó.

Ya no compartimos el mismo tranvía,

sólo nos reúne la buena de Dios.

María Elena Walsh

La FE de los hombres que llegaron a la Luna

https://www.larazon.es/historico/y-la-biblia-llego-a-la-luna-QLLA_RAZON_169381

Fue durante su segunda noche en el satélite. Buzz Aldrin, de confesión presbiteriana, extrajo una cajita que contenía pan y vino; se recogió en oración; leyó el versículo de san Juan 15, 5 –«Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo en él, da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada»– y consumió las dos especies. Lo relata el propio astronauta en el libro que publicó en 1973, «Regreso a la Tierra», y lo ha recordado en estos días en el diario «USA Today» el pastor Mark Cooper, de la parroquia presbiteriana de Webster (Tejas), a la que asistía Aldrin. «Después trajo el pequeño cáliz de plata que empleó, y lo tenemos guardado a buen recaudo en la parroquia», afirma Cooper. 
El salmo 8, en el espacio
Pero, además, el astronauta presbiteriano portaba un trozo de papel en el que había garabateado algunos versículos del salmo 8: «Cuando veo los cielos, obra de tus manos, la Luna y las estrellas que creaste, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que de él te preocupes?». Aldrin posó el papel sobre la superficie del satélite y regresó a la nave. 
El católico Michael Collins, otro de los integrantes del Apolo 11, también quiso dejar constancia de su fe. En una de las paredes internas de la nave dejó escrito: «Nave espacial 107. La mejor creada. Que Dios la bendiga». 
Sin embargo, los astronautas se vieron obligados a realizar todas sus prácticas religiosas con una gran discreción, porque la NASA no veía con buenos ojos estos gestos. Un año antes, en 1968, la misión del Apolo 8 había logrado su objetivo de orbitar diez veces la Luna en a lo largo de 20 horas. Era la víspera de Navidad, el 24 de diciembre por la noche, y sus tres tripulantes, Frank Borman, Jim Lovell y Bill Anders, realizaron una sorprendente conexión en directo con los canales de televisión de todo el mundo. «Estamos cerca de la Luna y, para todos los que nos siguen desde la Tierra, la tripulación del Apolo 8 tiene un mensaje que le gustaría compartir: «En el principio, Dios creó el cielo y la Tierra»», comenzó a leer Anders. Era el inicio del libro del Génesis, que prosiguieron leyendo los tres astronautas en turnos hasta el versículo 15. «Y Dios hizo dos lumbreras grandes, la mayor para gobierno del día y la menor para gobierno de la noche», continuaron. «Buenas noches, buena suerte, feliz Navidad y que Dios les bendiga a todos», fue la conclusión de su conexión en directo. Este gesto enfureció a Madalyn Murray O’ Hair, una conocida activista atea, quien demandó a la NASA. El auto fue desestimado por la Corte Suprema, pero la agencia espacial exigió a sus astronautas desde ese momento una mayor «contención» religiosa. 

Una Biblia en microfilm
Pero las advertencias de la agencia espacial no amedrentaron a los astronautas. En enero de 1971, dos de los tripulantes del Apolo 14, Shepard y Mitchell, depositaron sobre la superficie lunar un paquete que contenía la Biblia en microfilm y el primer versículo del Génesis en 16 idiomas. Seis meses más tarde, durante la misión del Apolo 15, James B. Irwin, tras caminar sobre la Luna, declaró haber «sentido el poder de Dios como jamás lo había sentido antes». En 1998, John Glenn, que regresó al espacio después de 36 años, declaró: «Para mí es imposible contemplar toda la creación y no creer en Dios». Quien sabe, quizás haya que estar en la Luna para encontrarse con el Señor…

«Soy el obispo de la luna»
Según relatan las crónicas de la época, monseñor William D. Borders se declaró a sí mismo   en 1969 como «el obispo de la Luna». No, el prelado no sufría ningún tipo de demencia, sino que, más bien, poseía un fino sentido del humor. En 1968 fue ordenado obispo y se le asignó la diócesis de Orlando (Florida), que comprende la estación espacial de Cabo Cañaveral.  Poco después del alunizaje del Apolo XI, los obispos estadounidenses realizaron su visita «ad limina» al Papa Pablo VI. Cuando le llegó el turno a monseñor Borders de cumplimentar al Pontífice, el obispo de Orlando le dijo: «Sabe, Santo Padre, soy el obispo de la Luna». Pablo VI le miró perplejo, pero el prelado le explicó que, según el Código de Derecho Canónigo, él era, «de facto», el ordinario de este «nuevo territorio descubierto».

Comienza la Semana de Mayo

La Semana de Mayo, el punto inicial de un proceso independentista que llevaría su tiempo pero se concretaría seis años después, el 9 de julio de 1816, comenzó el 18 y concluyó el 25. Ese año, los días cayeron viernes y sentaron las bases del por entonces futuro Estado argentino.

A continuación, lo que sucedió fecha a fecha:

  • 18 de mayo

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El virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros pidió al pueblo del Virreinato que no traicione a la Corona y se mantenga fiel a España, que en aquella época había sido invadida por los franceses.

  • 19 de mayo

Los criollos reclaman la organización sin ningún tipo de trabas de un Cabildo Abierto para tratar la situación y analizar los pasos a seguir.

  • 20 de mayo

El virrey Cisneros recibe a funcionarios del Cabildo, jefes militares y criollos, con quienes trata la convocatoria del Cabildo.

  • 21 de mayo

El Cabildo toma forma y anuncia que se reunirá el 22 y que necesita contar con el apoyo de los principales vecinos.

  • 22 de mayo

Tras largos discursos y más extensas discusiones, las autoridades del Cabildo deciden que es tiempo de que el virrey abandone el poder.

  • 23 de mayo

El Cabildo forma una Junta de Gobierno y pone a Cisneros como presidente, decisión no bien recibida por los demás.

  • 24 de mayo

La bronca crece, indigna al pueblo, que no comprende por qué desde el Cabildo volvieron a poner a Cisneros al frente. Protestan hasta conseguir la renuncia de todos los miembros de la Junta.

  • 25 de mayo

Los criollos, reunidos en la Plaza Mayor (hoy la Plaza de Mayo) esperan las novedades del día al grito de: «El pueblo quiere saber de qué se trata». Ese viernes, hace 207 años, los cabildantes reconocieron la autoridad de la Junta Revolucionaria y formaron de esta manera el primer gobierno patrio.

El encabezamiento del acta decía: «En la muy noble y muy leal ciudad de la Santísima Trinidad, Puerto de Santa María de Buenos Aires, a 25 de Mayo de 1810: sin haberse separado de la Sala Capitular los Señores del Exmo. Cabildo, se colocaron a la hora señalada bajo de docel, con sitial por delante, y en él la imagen del Crucifijo y los Santos Evangelios; y comparecieron los Señores Presidente y Vocales de la nueva Junta Provisoria gubernativa, D. Cornelio de Saavedra, Dr. D. Juan José Castelli, Licenciado D. Manuel Belgrano, D. Miguel de Azcuénaga, Dr. D. Manuel Alberti, D. Domingo Mateu y D. Juan Larrea; y los Señores Secretarios Dr. D. Juan José Passo y Dr. D. Mariano Moreno, quienes ocuparon los respectivos lugares que les estaban preparados».

Día a día, qué pasó durante la Semana de Mayo de 1810