En este espacio queremos mostrarte el arte que vive en nuestra ciudad y que casi no miramos. Todas las fotos y las referencias pertenecen a destacados arquitectos e historiadores que a través de páginas como Basta de Demoliciones, Imágenes de Rosario Antiguo, Ana María Ferrini y muchos más , contribuyen con su trabajo desinteresado a que nuestra ciudad no pierda el maravilloso patrimonio arquitectónico que construyeron nuestros antepasados.
ART NOUVEAU ROSARINO
En general, la arquitectura rosarina de todos los tiempos casi nunca se presentó en «estado químicamente puro». Los estilos siempre han estado teñidos de ciertos toques eclécticos o extraños a los mismos, con reiterados acentos localistas derivados principalmente de reinterpretaciones conceptuales alejadas de los centros de gestación, del recambio de materiales y técnicas constructivas. Por esta misma causa, «lo rosarino» a su vez ha tomado una idiosincracia propia, que lejos de quitarle valor la inserta desde otra zaga en el devenir histórico-urbano. Una condición distintiva de gran parte de nuestra arquitectura es el trabajar proyectualmente para la fachada. Rosario sin que la afirmación pretenda ser inamovible, es una ciudad de fachadas. Son innumerables los frentes deslumbrantes -en cualquier estilo- que traspuesta la línea de edificación dan lugar a interiores mucho más contenidos, neutros en ciertos aspectos, o con acentos muy puntuales respecto del discurso exterior.
En el Art Nouveau, ello se patentiza en forma especial, ya que sin proponer modificiaciones estructurales en plantas y concepciones generales de edificios, se utilizan sus elementos con sentido directamente decorativo, cuya influencia se lee fundamentalmente en fachadas afectadas a mezclas de todo tipo, a cambios de uso en elementos propios del estilo, con variantes de una solución a otra en el empleo de barandas, rejas, revestimientos, solución de balcones, marquesinas y detalles decorativos en general.
La guía sobre Art Nouveau editada por el Centro de Arquitectos, afirma textualmente: «…resulta difícil agrupar según un estilo dominante, siguiendo las clasificaciones europeas del Art Nouveau en arquitectura: aquí la variedad es enorme como así también las mezclas (…) construcciones presentan conjuntos híbridos, con aberturas redondas, elementos de hojas y flores de cerámicos rojos y blancos, y elementos academicistas en remates de balcones de novedoso movimiento (…) proliferaron las fachadas de diversos estilos, sin estilo, y los clásicos pastiches a que se recurría para salvar el deseo manifiesto del comitente de diferenciarse claramente del vecino». Como se ve, una actitud netamente facha-dística, de volcar el ingenio sobre lo que está a la vista pública. El interior, pertenece a la intimidad de cada uno…
Como apretada ilustración de lo que se afirma, es conveniente señalar algunos hitos del estilo en la ciudad, como la vivienda de Pte. Roca 455 de Conrado Nalé, el frente de Entre Ríos 368 de Amador Soler con su voluminoso, potente y extraño balcón cerrado proyectándose hacia el espacio de la calle, o la construcción de Rioja 1260 con su combinación de balcones en «loggia» y ricas barandas metálicas y aberturas de madera respondiendo a la expresión general.
En Rosario se hizo inteligente uso del revestimiento de frentes con azulejos multicolores que remiten a escenas de tipo naturalista y contrapuntos lineales de sus componentes como son el caso de los tres paneles del primer piso en Mitre 431, o los bellos paños florales de Montevideo 1037 o Corrientes 927 de Virgili y Cisa. Pero quizás sea en el interior de los viejos prostíbulos de Pichincha o en la intimidad de los acogedores zaguanes familiares diseminados por la ciudad, en donde se pueda gozar de la belleza y variedad de los azulejos Art Nouveau, casi siempre fabricados en Inglaterra.
En cuanto a un ejemplo de cómo la tipología de frente italianizante es renovado con la aplicación decorativa de los «latigazos» combinados con motivos florales, quizás el más acabado se encuentre en Laprida 841, o en el grupo escultórico que articula la esquina de Corrientes y Santa Fe, en la antigua sede del Jockey Club, luego «Hotel Roma», hoy sometido a trabajos de reciclaje, con respecto de la casi totalidad de su fachada original.
El ya citado Gaetano Rezzara, aporta también la vivienda de Urquiza 1285 (hoy oficinas), con interesante juego de motivos del estilo en su fachada. En Rosario se hizo inteligente uso del revestimiento de frentes con azulejos multicolores que remiten a escenas de tipo naturalista y contrapuntos lineales de sus componentes como son el caso de los tres paneles del primer piso en Mitre 431, o los bellos paños florales de Montevideo 1037 o Corrientes 927 de Virgili y Cisa. Pero quizás sea en el interior de los viejos prostíbulos de Pichincha o en la intimidad de los acogedores zaguanes familiares diseminados por la ciudad, en donde se pueda gozar de la belleza y variedad de los azulejos Art Nouveau, casi siempre fabricados en Inglaterra.
En cuanto a un ejemplo de cómo la tipología de frente italianizante es renovado con la aplicación decorativa de los «latigazos» combinados con motivos florales, quizás el más acabado se encuentre en Laprida 841, o en el grupo escultórico que articula la esquina de Corrientes y Santa Fe, en la antigua sede del Jockey Club, luego «Hotel Roma», hoy sometido a trabajos de reciclaje, con respecto de la casi totalidad de su fachada original.
También detectando bellos rostros femeninos insertados compositivamente en frentes donde el estilo está presente puntualmente sólo por ellos, como el caso de la esquina noreste de Corrientes y Catamarca. Otros elementos aislados dan cuenta de la presencia del estilo: el picaporte o la boca para cartas de alguna puerta exterior, una puerta cancel, alguna baranda solitaria, los azulejos del baño o la cocina…
Fuente: extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a la vuelta Fascículo Nº 23 . De Abril 1993. Autor: José Mario Bonacci
Publicado por Ana María Ferrini
Debe estar conectado para enviar un comentario.